Un día cualquiera fue, cuando decidí observar mucho a las personas a mi alrededor,
las que pasan y parece que no me ven, o las que pasan y quieren que las miren y nadie las mira ni
por pena. En ese andar analice a muchas
personas, muchos pensamientos, muchos mundos que se cruzan y giran, van y vuelven. Así inicie el camino de ver más
allá de donde pueden ver las personas normalmente. Aquí empezó todo.
Siempre veía a una mujer linda, con la cual no podía hablar más allá de un “hola”.
Fue justo el día que menos imaginaba que le pude ver sonreír, de una forma más
natural, espontanea, en medio de varias cosas hablamos tal vez de “uyyy que frio”, o “Qué calor” y hasta recibí un abrazo, raro que no esperaba, quería
más pero, fue el único hasta hoy. Volvamos a ese día, al lugar donde me encontraba,
con los amigos y amigas de siempre, con
los que uno podía contar para decirles, te invito a una cerveza, o préstame lo del almuerzo que ando en la ruina. Con
esas amistades contaba para este día. Para hoy si había para el almuerzo, la
empanada de media tarde y ya teníamos los planes para la noche; Arepitas y
juguito, caminar lentamente por las
calles frías de la querida Bogotá, y al final decir, vamos por unas cervecitas
y qué carajo de paso una bailadita, así
fue y así paso. Lo raro y que alegro mucho más el día, no solo a mi si no a
todos los demás, fue la presencia de la mujer que, para ese instante fue
extraña pero, al final se convirtió en
el centro de atención de todo el grupo, conformado por diferentes grupos étnicos de varias partes
del país, que tratamos de danzar a ritmo de champetas, vallenato, cumbia,
salsa, merengue y de todo por qué con un par de cervezas, como buenos
colombianos, hacemos de todo perfectamente, especialmente e ridículo, muy común
y aceptado en esos lugares e instantes.
Era un ángel, le vi pasar de ser una compañera mas de trabajo, a ser una
dama divertida, alegre perfecta, tan perfecta, que pasaba lo que siempre pasa
cuando hay un ser así; Los hombres, se vuelven conquistadores, amables,
coquetos, señores que las cervezas
elevan y pueden ser, grandes, trabajadores con gran porvenir económico para
sostener relaciones y ser el hombre ideal para esas elegantes damas,
aunque al otro día no tienen ni pal bus de ir al trabajo y deben volver a
convivir con su esposa e hijos que la noche anterior no tenían. No importa, yo
no he prometido esas cosas y por supuesto esa noche no lo haría y menos con ella. Eso sí, pase la mayor
parte del tiempo observándole y mirando como sonreía y se disfrutaba el
instante, con las demás personas que compartimos.
Vale la pena decir, que fue la primera y última vez que compartimos este
tipo de instantes, maravillosos de la vida pero, ya llevaba varios días de
medio conocerle a lo lejos, en la distancia que la hacía convertirse en lo
angelical que después y hasta hoy sigue
siendo.
Un día cualquiera fue… qué día fue,
no lo puedo recordar con claridad, ni menos que mes, tampoco que fecha exacta
en el calendario gregoriano o chino. Solo sé que llegué como de costumbre al lugar de trabajo que a veces no quería llegar. Después de este día,
siempre quería llegar temprano y salir de último, y aunque siempre he odiado los cuadritos y números que
nos cuadriculan la vida, a partir de ese día empecé a quererlos y a preocuparme
por ellos. Este día conocí a una mujer
de esas que te parecen lindas, porque
sí, y más cuando varios te dicen lo contrario, a ti te gusta más. Ese día la
vida del trabajo para mi cambio un poco, o mejr bastante, claro nadie notaría
nada, todo el mundo anda en su egoísta mundo
y los demás no importan, en cierta medida, hasta done hay chismes de pasillos
que solo causan daño a la sociedad.
La vida continuaba, todos los días de muchas maneras diferentes…
Bueno un día cualquiera fue que la conocí, era una dama rara, pero, muy
linda y parte mi vida empezó a cambiar, empecé a
sentir, mucho miedo, y volvió a mí la timidez de hablarle a una mujer sin
sentirme crucificado… pero, quería ir al lugar de trabajo de nuevo. Todos los días,
así casi nunca pudiera decir más allá de unos buenos días, muchas gracias, a
pesar de que mi mente si volaba muy lejos
y construía un nuevo mundo, una película
donde ella era la protagonista, pero, era tanto el miedo, que aún en mis
sueños, no le podía hablar demasiado. Eso
paso ya, son más de cuatro años y los
recuerdos quedan ahí para recordarle a uno que la vida está compuesta de esas pequeñas cosas,
pequeños detalles que día a día construimos o destruimos con nuestro actuar. De
ella me queda el recuerdo de que era una mujer linda, hermosa, recatada,
muy dedicada a su estudio y que al parecer andaba feliz, con su vida llena de estudio, amigo, música, su familia, sus
amores y desamores. Para mi sigue siendo
de otro mundo, un lugar gigante lleno de
colores, donde no hay espacio para equivocaciones, y hasta para sentarse a discutir por que el
sol nos alumbra o por que el viento nos
da frío. Espero volver a verle un día y ojala los motivos para sonreír sean mayores a las preocupaciones del corazón
y a los dolores del alma.
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